¡Buenas tardes!
¿Os habéis parado a pensar alguna vez en qué es lo que realmente da tanto valor a una simple tradición, una festividad o las ruinas de un templo griego?
Es algo que yo nunca me había parado a pensar con detenimiento hasta las pasadas sesiones en Programas de Acción Sociocultural y Educativa. El verdadero valor del patrimonio cultural reside en el contacto del ser humano con el mismo a lo largo de la historia, el cual deja a sus descendientes, una clara prueba de su estancia en este mundo mediante el mismo y un claro sentimiento de identidad. Además, les hace ser capaces de respetar las diferentes culturas y valorar la creatividad humana.
Pero ¿qué es eso de patrimonio?
Se trata de un concepto que ha evoluciondo de una concepción puramente artística a una concepción culrural. Ahora se conoce como, patrimonio cultural.
Haciendo uso de algunas de las palabras de la UNESCO y de PRATS, podríamos decir que se trata de aquellos bienes (tanto materiales como inmateriales) que hemos heredado de nuestra sociedad a lo largo de la historia y que son protegidos por la legislacion en un intento de conservarlos porque socialmente se considera que son dignos de conservación.
Sin embargo, conservar intacto el patrimonio cultural es una tarea muy complicada y, en ocasiones, inadecuada. Se trata de una construcción social y por lo tanto, modificable. El patrimonio cultural es recreado constantamente de un modo inevitable, pues puede haber aspectos propios del mismo que no se adecúan a los valores predominantes de la sociedad en la que se se encuentre, a pesar de haber sido aceptados en épocas anteriores. Un claro ejemplo son las prácticas culturales caracterizadas por la violencia como las ejecuciones públicas.
Es decir, el patrimonio cultural cambia de la mano de la evolución del ser humano, es algo innegable. De lo que se trataría, desde mi punto de vista, es de proteger, comprender y valorar el patrimonio cultural pero también de aceptar los cambios en éste en caso de ser necesarios. Para que esto sea posible debe haber una verdadera voluntad política de potenciar el patrimonio, debe ser valorado socialmente y debe ser utilizado, de algún modo, en la educación. Para ello son tan esenciales tanto las estrategias de difusión como las de investigación y conservación.
Un eficaz modo de mantener la cultura y costumbres propias es la realización de ciertas actividades al año en las que la población es partícipe y asume y valora como propios características de su cultura.
Aquí os dejo una clara muestra de lo que acabo de comentar. Es un ejemplo de como un hecho tan lejano como la historía trágica de dos enamorados terulenses que tuvo lugar, según la leyenda, en el siglo XIII, es asumida como patrimonio cultural y hace revivir al pueblo de Teruel año tras año dicha historia y vincularse con su cultura fortaleciendo su identidad cultural.
¡Hasta pronto!
Brenda Sáez Serrano.
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