viernes, 18 de abril de 2014

El juego


¡Hola!

Hoy dedicaré estas líneas a hablaros de un nuevo modo de intervención que gracias a las clases de la semana pasada pudimos abordar con más claridad.

¿QUÉ ES EL JUEGO?

Se trata de una "acción libre". Es decir, participar en ella es algo voluntario, y en el momento en el que esta libertad de elegir desaparece, el juego pierde su sentido y su esencia.

Se desarrolla en un espacio y un tiempo determinados, y se compone de unas normas que hacen posible su buen funcionamiento, las cuales son "libremente aceptadas" por la/s persona/s participante/s.

Constituye un fin en sí mismo y es provocar placer, diversión. Es decir, tiene un "sentido lúdico y de alegría". Se trata de algo que puede parecer poco productivo, pues no produce resultados palpables y materiales fuermente beneficiosos. Sin embargo, desde mi punto de vista, la diversión es algo tan útil o incluso más que un bien material.

Sin embargo, llegado a este punto aparece una cuestión: ¿el juego siempre tiene una finalidad pautada y planificada?

Lo cierto es que no. Provocar placer y diversión es algo que forma parte de la esencia del juego y que siempre lo acompaña, pero existen otras finalidades añadidas que no siempre lo hacen sino que son el resultado de una planificación e intención previas, y que lo convierten en educativo.

Esto me lleva a hablar del juego como "herramienta educativa".

 El juego educa de un modo inevitable, pues transmite valores e información que muy facilmente son asimilados e interiorizados por el o los participante/s del mismo. Es decir, transmite ideología, la cual suele ser afin a los intereses de la clase dominante. Por lo tanto, el juego no siempre es algo positivo.

Desgraciadamente, en la actualidad son múltiples los juegos que transmiten valores negativos como la violencia, el delito, la delincuencia, el consumo de drogas... que convierten, sobre todo a los menores, en seres muy vulnerables a la hora de iniciar conductas antisociales en un intento consciente o inconsciente de imitar esas conductas y que alejan al juego de la buena educación.



¿Qué podemos hacer los Educadores Sociales ante esta realidad?

Sensibilizar sobre los efectos de mal uso del juego, y dar ejemplo de su buena aplicación. Es decir, sacar el máximo partido del juego como una herramienta educativa que puede transmitir valores tan esenciales para la buena convivencia social como la solidadirdad, el respeto, la cooperación y el compañerismo; y fomentar habilidades muy positivas para la autorrealización del ser humano como puede ser la creatividad.

Continuando con la definición del juego diré que se trata de una constante en la historia de la humanidad. Es decir, hace miles y miles de años, nuestros antepasados ya hacían uso del juego.

El  juego siempre tiene algo de ficción y nos permite soñar, imaginar, asumir roles que pueden o no pueden ir con nuestra personalidad y trasladarnos a mundos lejanos.



Por último, existen distintos modos de clasificación del juego y distintos tipos del mismo, algunos de los cuales son:

-De competición: los participantes se convierten en antagonistas que pretenden demostrar su superioridad.
-De azar: el destino es la clave de los mismos, pues los paticipantes dependen de él.
-De simulación de realidades lejanas lo verídico.
-De vértigo: utilizan los movimientos rápidos y pretenden provocar confusión y desconcierto.
-Grandes juegos: realizados con grupos numerosos de personas.
-Juegos de rol.

La clasificación más clara y que no puedo despedirme sin citar habla de las relaciones las relaciones que se dan en el juego, las cuales son: individuales, de oposición, de cooperación y de cooperación-oposición. Cada uno de estos fomentan distintas habilidades.






Brenda Sáez Serrano





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