Cuando hablamos de arte como activismo social, me viene a la cabeza manualidades con objetos reciclados. No es que no entienda que es el activismo social, sino que, pienso, que el arte más común como activismo social es reutilizar materiales que no se pueden reciclar en algo bonito.
Pues no ha hecho falta ninguna inversión. Claro está que son chapas de latas de refrescos. Y está bien, el refresco a costado dinero, sí. Pero esas anillas se hubieran tirado sino se hubieran reservado a este fin.
Lo mismo está ocurriendo últimamente con la recogida de tapones para fines sociales. Muchos niños y adultos han recurrido a la ayuda social con el fin de que la sociedad recogiera tapones de plástico y conseguir miles de toneladas para canjear a cambio de dinero.
Generalmente quienes nos movemos en el ámbito de la educación y de lo social, estamos algo "en contra" de la publicidad. Ya que en primer lugar, casi en su complejidad, es una publicidad engañosa. Y en segundo lugar, los protagonistas de la misma suelen ser aquello que la sociedad considera "perfectos"
Por casualidad, hoy he visto una serie de imágenes de anuncios sobre problemas sociales. La tira de imágenes que os quiero presentar se aleja un poco de la publicidad común. Quizás contienen mensajes algo drásticos o duros, sin embargo, son reales.
Las víctimas de tortura son personas como tu y yo:
Su color de la piel no debe dictar su futuro:
La contaminación del aire mata 60.000 personas al año:
Si tu no lo recoges ellos lo harán
Los depredadores sexuales pueden esconderse en el Smartphone de tu hijo:
Espero que, como a mí, os hayan hecho reflexionar estas imágenes. Os invito a que las enviéis a vuestros conocidos, con el fin de reducir un poquito dichas problemáticas. Aunque quizás no os lo creáis, pienso que elaborar los blogs, también es manera de activismo social.
¡Hasta la próxima!
Lucía Herraiz
¡Hasta la próxima!
Lucía Herraiz